he soñado tu libro

he soñado que leía libros junto a tu cama.
he soñado que mi voz retumbaba única
en las paredes de una habitación blanca que no reconoces.
he soñado que te perdías en mis labios
en mi boca rebosante de palabras, de párrafos,
de sed de páginas de tu aire refrescando
mi lengua buscándote en el silencio
que no habla ni se mueve.
he soñado que jamás despertabas
que soñabas con tenerme a tu lado
leyendo libros con las manos abiertas
de esguinces en las muñecas por el peso
de las tapas duras de la imaginación.
he soñado que me soñabas a tu lado
y que mi voz te sonaba a otra voz,
que mis párrafos eran de otro,
que mis besos no eran míos,
que la silla desde donde te guardo
la ocupa el silencio de otro
que te llora, que no te lee,
que te llora y que no te lee
porque las lágrimas
no le dejan
he soñado que te leía en los libros
junto a la cama que calla
y no despierta,
junto a la bata blanca,
entre las paredes blancas
de un libro que nadie te ha escrito.

tus libros dicen blanco

en blanco
dicen por ahí que andas
con ambas manos ocupadas
escribiendo un libro
que has dejado de leerlos

que has dejado de decir que escribes
que realmente lo haces
que has dejado de leer libros
dicen en los libros que no lees

dicen que los escribes tus libros
dicen que andas con folios
en blanco
que no se leen
porque no se creen libros

dicen tus libros
que no son tuyos
que no los lees
que no se escriben
porque son libros
en blanco dicen

que no dicen nada
porque tus libros
no tienen qué decir
dicen que no son tus libros

tus libros
se escriben en blanco
los libros que en blanco dicen
que no escribes nada de libros
que dejes de escribir nada

Nadando en las Cenicas

El cenicero me habla de una juerga que no recuerdo.
Me ha presentado a seis rubias calcinadas de culo feo
Que yo juraría: "No llegaron conmigo anoche".

Es mi día de suerte, de Lucky - traduje avispado -
cuatro más asoman bajo una sábana de cartón arrugada
Justo al lado de donde duerme mi dedo.

Soy capaz de moverlo desde aquí, desde el sofá,
desde el cojín conquistado por mi cabeza hundida
En el reino de un cuerpo submarino que se niega a flotar.

Pero me hundo. No soy capaz de ponerles nombre.
He cogido avaricioso todo el aire del mundo y,
aún así, no creo que sea capaz de respirar.

Adelantándome al ocaso del oxígeno regalado
He cerrado los ojos en un último esfuerzo:

la oscuridad, revolviéndose entre una indescifrable sombra
Pálida
ha saltado con un dibujo de lo que yo ansiaba en mis ojos:

el oleaje mental arrastrando en la superficie crsitalina
De mi más que reconocida, y servicial mesita de noche,
el sabor maternal de la nicotina matinal en mi garganta -

- los puñales de humo desgarrando mis pulmones
Todavía inactivos -
los esquivos componentes químicos arrancando
De raíz mis encías -
el relamer de unos labios que besan
las cenizas de las más bellas flores
Fúnebres.

La victoria de mi alma
Sobre una muerte que me fumo indiferente
Entre el sueño irresponsable
Y tardío,
y la vigía engañada y dormida.