Vivencias que No recuerdo.1: conversación olvidada

No recuerdo nada de la conversación que mantuvimos el primer día que la vi. Ella llegaba con prisas, o quizás se iba con ellas, y yo andaba tan nervioso y torpe y atropellado en mi intento de plática que apenas articulaba dos sílabas en el orden correcto, o en el correcto orden. Será por eso que no recuerdo nada de nuestra conversación, porque fue más bien el balbuceo infantil de un niño frente a la golosina más preciada.
No diré que me pareció una joven hermosa, o de curvas llamativas, o de ojos dulces como la miel, o de pequitas apetitosas... No. Eso haría vomitar a cualquiera. Lo único que sé es que sentí una especie de descarga eléctrica que me excitó tanto que me dejó sin fuerzas al instante. El por qué, no tengo ni la más remota idea, y la verdad es que no me importa lo más mínimo. Lo único que me importa es que no recuerdo nada de la conversación que mantuvimos ese día. Y hacía tanto tiempo que mi líbido no vencía a mi memoria, que me alegro de no recordar nada.
No sé por dónde anda ella ahora, si lo hace con prisas, como aquel día, o si es más pausada. Pero sé que esa conversación la guardaré siempre en la desmemoria de lo intenso.

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